La gente está perdiendo la fe en las instituciones. La polarización se está extendiendo. Demasiadas personas se sienten invisibles, ignoradas y excluidas.
Sin embargo, este no es el momento de la desesperación. Este es el momento del liderazgo. Pero no del tipo antiguo. No un liderazgo impulsado por el control, la competencia o las victorias a corto plazo. Lo que necesitamos ahora es un liderazgo que ponga a la sociedad en el centro. Un liderazgo que genere valor para todos, no solo para unos pocos.
En Mobileschool.org, eso es lo que nos motiva. Ya sea que trabajemos en las calles, en las escuelas o en las empresas, estamos comprometidos con un nuevo tipo de liderazgo. Un liderazgo esperanzador, humano y arraigado en la acción. Durante los últimos años, hemos tenido el privilegio de trabajar junto a socios que comparten esta visión: que un futuro diferente es posible y que el liderazgo debe evolucionar para alcanzarlo.
En mi discurso de apertura sobre el «Liderazgo generador de cambios», con frecuencia vuelvo a mencionar tres creencias que guían todo lo que hacemos.

Primero: tenemos que seguir creyendo que el cambio es posible.
En tiempos de crisis, es tentador retirarse, desconectarse y señalar con el dedo. Sin embargo, los verdaderos líderes se inclinan por sí mismos. Siguen creyendo que los sistemas pueden cambiar, que las personas pueden crecer, que las mentalidades pueden evolucionar.
Esto no es optimismo ingenuo. Es una esperanza radical, un músculo que necesitamos entrenar. Porque una vez que dejamos de creer, dejamos de intentarlo.
Segundo: todos pueden contribuir a un cambio positivo.
Eso incluye al joven de la esquina de la calle, al profesor agotado y al equipo corporativo bajo presión. Pero las personas necesitan sentirse vistas, escuchadas y valoradas como parte de algo más grande que ellas mismas. El empoderamiento no es una palabra de moda, es una condición para la participación. El liderazgo inclusivo crea espacios en los que se reconoce, se confía en las personas y se las invita a liderar desde donde están, no a pesar de quienes son.
Tercero: la mayoría de la gente tiene buenas intenciones.
Incluso cuando actúan por miedo, frustración o agresión. Cuando nos tomamos el tiempo para entender qué hay detrás del comportamiento, el trauma, la exclusión o la incertidumbre, a menudo encontramos puntos en común. Es por eso que la empatía no es una «habilidad blanda», es un imperativo del liderazgo. Si queremos que las personas se comporten bien, debemos crear sistemas que traten bien a las personas. La pauta se establece en la cúspide. Cuando los líderes actúan con coherencia e integridad, sin agendas ocultas ni dobles raseros morales, invitan a otros a hacer lo mismo.
Ese es el tipo de liderazgo en el que creemos. Y ese es el tipo de liderazgo que ayudamos a construir en mobileschool.org, con nuestras herramientas StreetSmart y nuestros viajes de liderazgo de StreetWize.
2024 no fue fácil. Pero era poderoso. Vimos coraje en lugares inesperados. Creatividad donde otros veían una crisis. Vimos crecer a jóvenes trabajadores, agentes de cambio y líderes corporativos. No porque fuera fácil, sino porque se preocuparon lo suficiente como para actuar.
Este informe captura ese viaje de desafíos, crecimiento e impacto.
En 2025, seguiremos haciendo lo que mejor sabemos hacer:
«Presentarse con claridad, coherencia y esperanza».
Porque el verdadero cambio no comienza con los sistemas,... comienza con las personas.
Y con un liderazgo que elige la conexión antes que el control, ¡siempre!
Arnold Raskin
Fundador — MobileSchool.org